@L.Aversa/Doscientas personas dieron esta tarde el último adiós a la catedrática Llanos Lozano en el funeral que se celebró en la iglesia de Santa Creu, en la ciudad de Eivissa. Representantes de la cultura, la política y de la enseñanza acompañaron a la familia de la admirada profesora, en una ceremonia que culminó con un emotivo aplauso a la salida de la iglesia, como despedida del coche fúnebre que partía con los restos mortales de Llanos Lozano.

Parte de los asistentes al funeral de Llanos Lozano en la puerta de la iglesia. Foto: L.A.
Durante la misa, el párroco Juan Miguel Planells, aseguró que se sentía “particularmente pequeño al hablar de una persona de la talla de la profesora Llanos, que dedicó su vida a buscar la verdad y a despertar en nosotros el aprecio por el saber”.
“Su partida deja un halo de oscuridad en Ibiza, como si una luz brillante se hubiera extinguido”, señaló el sacerdote.
En su homilía, el párroco también detalló parte de la destacada vida pública de Lozano, como primera mujer catedrática del instituto Santa María, fundadora del instituto Blanca Dona, concejala del PSOE en el Ayuntamiento de Ibiza, además de escritora, poeta y columnista.
Tamién enumeró su larga lista de distinciones, pero destacó “un premio mucho mejor, que es la admiración y devoción que despertaba en todas las personas que conocía”.

Muchos fueron los que quisieron dar el último adiós a Llanos Lozano. Foto: L.A.
Su hijo, Rafael García Lozano, también dijo unas palabras para recordar que su madre llegó a Ibiza “con nosotros hace más de 50 años y poco tardó en ser una ibicenca más”. A su grupo de amistades, señaló, que iba en aumento con los años, Lozano cuidaba con “esmero y agradecimiento”.
También destacó que “el cariño y el respeto de la sociedad ibicenca fueron los pilares donde construyó su nueva casa”. “Siempre decía: nunca podré devolver todo lo que la Isla me dio”, afirmó el hijo de Llanos Lozano.
El poeta Julio Herranz recitó el fragmento de un poema creado por la catedrática y lo leyó del mismo papel que le dio la propia Lozano, y que aún conserva notas y correcciones suyas en tinta azul.
Herranz eligió su poema “Retrato” como una forma de traer “la voz” de la catedrática a su despedida: “De momento, pongámonos de acuerdo. Soy Palas Atenea y no soporto el modo subjuntivo. Conseguí ser experta en todo aquello perfectamente inútil. Por ejemplo, adivinar los giros que dibujan las aves en el cielo”, comienza el poema de la admirada Llanos Lozano.